lunes, julio 05, 2004

Aquélla tarde

junto a una charca, en un delgado tronco de árbol cantaba una cigarra. Unos sapos salieron del agua y le dijeron a la cigarra: - ¡Qué horror! vete con tu ruido a otra parte, eres detestable, no conoces la verdadera música, ¡escucha! - y todos los sapos se pusieron a croar.

Mientras tanto, la tarde me parecía de lo más precioso. La naturaleza mostraba todo su esplendor y la orquesta de sapos y cigarra revalidaba la belleza eterna de la sencillez. Hasta que noté un cambio en la música: ya no se oía el canto de la cigarra y sólo quedaba el croar de los sapos. Uno de ellos, al parecer excesivamente molesto, devoraba a la cigarra. Entonces pensé, que para nosotros los jilgueros, éstas cosas no son más que fábulas absurdas de la vida.

2 Comments:

Blogger Lisa said...

Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

8:53 a.m.  
Blogger Mario said...

Ay! Tan suave tu comentario y lo borre por accidente, Lisa.

9:02 a.m.  

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