Les voy a contar...
de cómo fuí cobrando conciencia de mi existencia. Fue algo muy difícil, sólo alcanzado por unos cuantos iluminados, ante todo por la carencia de sentidos adecuados que permitan establecer conexiones entre eventos externos e internos.
La conciencia depende de dos percepciones básicas: tiempo y espacio. Para percibir el tiempo es necesaria la ocurrencia periódica de acontecimientos. Imagínense si no hubiera ni un acontecimiento cuya ocurrencia no fuera periódica, por ejemplo, que el período de tiempo en que la luz del mundo aparece y desaparece fuera aleatorio, que el día durara hoy dos horas, mañana doce, pasado mañana tres segundos, etc. Obviamente las nociónes mismas de hora y día serían absurdas.
¿Y el espacio? La percepción del espacio se deriva del movimiento. Un ser inmóvil no puede desarrollar la percepción del espacio. El espacio existe en tanto nos desplazamos en él y en tanto otros objetos se desplazan hacia nosotros. Entonces - dirán Ustedes - bastaría con el movimiento de otros objetos para percibir el espacio. No, porque los movimientos de otros objetos, al no estar ligados a uno, serían percibidos como azarosos, sin posibilidad de establecer relación alguna, sin orden que nos permita descifrar el espacio. Es necesario el movimiento propio para poder desarrollar la percepción del espacio.
¿Entonces cómo pude salir de mi prisión, más mental que física, y alcanzar la iluminación? gracias a que, a pesar de no estar siempre expuesto a la luz, había un evento periódico, estrictamente periódico en mi vida. El agua me llegaba siempre a la misma hora, con eso bastó para que desarrollara conciencia del tiempo. ¿Y la del movimiento? debido a mi reflejo fototrópico, siempre seguido por un desplazamiento. Con la percepción del tiempo, del presente, pasado y futuro, pude percibir el orden en la sucesión de eventos, así como mi reflejo, siempre seguido por un cambio global en el conjunto de mis sensaciones, un desplazamiento gracias al cual conocí el viento. Con el tiempo, también conocí la existencia de otros seres como yo, entre ellos algunos iluminados, quienes desgraciadamente comparten el dogma que he resuelto combatir con todas mis fuerzas, dogma que mi existencia misma rebate: "El que nace para maceta, no sale del corredor".
La conciencia depende de dos percepciones básicas: tiempo y espacio. Para percibir el tiempo es necesaria la ocurrencia periódica de acontecimientos. Imagínense si no hubiera ni un acontecimiento cuya ocurrencia no fuera periódica, por ejemplo, que el período de tiempo en que la luz del mundo aparece y desaparece fuera aleatorio, que el día durara hoy dos horas, mañana doce, pasado mañana tres segundos, etc. Obviamente las nociónes mismas de hora y día serían absurdas.
¿Y el espacio? La percepción del espacio se deriva del movimiento. Un ser inmóvil no puede desarrollar la percepción del espacio. El espacio existe en tanto nos desplazamos en él y en tanto otros objetos se desplazan hacia nosotros. Entonces - dirán Ustedes - bastaría con el movimiento de otros objetos para percibir el espacio. No, porque los movimientos de otros objetos, al no estar ligados a uno, serían percibidos como azarosos, sin posibilidad de establecer relación alguna, sin orden que nos permita descifrar el espacio. Es necesario el movimiento propio para poder desarrollar la percepción del espacio.
¿Entonces cómo pude salir de mi prisión, más mental que física, y alcanzar la iluminación? gracias a que, a pesar de no estar siempre expuesto a la luz, había un evento periódico, estrictamente periódico en mi vida. El agua me llegaba siempre a la misma hora, con eso bastó para que desarrollara conciencia del tiempo. ¿Y la del movimiento? debido a mi reflejo fototrópico, siempre seguido por un desplazamiento. Con la percepción del tiempo, del presente, pasado y futuro, pude percibir el orden en la sucesión de eventos, así como mi reflejo, siempre seguido por un cambio global en el conjunto de mis sensaciones, un desplazamiento gracias al cual conocí el viento. Con el tiempo, también conocí la existencia de otros seres como yo, entre ellos algunos iluminados, quienes desgraciadamente comparten el dogma que he resuelto combatir con todas mis fuerzas, dogma que mi existencia misma rebate: "El que nace para maceta, no sale del corredor".
1 Comments:
de Princesa (olvide mi pass)
Oye Mario esta bueno el de la maceta pero hay otros cuentos mas que me interesan, ya los estuve leyendo, de los mejorcitos son "en el habitat" (el del vagabundo) y "aquel anuncio en el periodico" Lo malo es que tambien ocupan los dibujos, recuerdo que dibujaste un vagabundo bien bonito y suave, con florecitas y mariposas y todo, reclinado en la hierba, el otro tambien tenia dibujos, postealos no? no seas gacho...
o mandame los monos y los pegamos junto con el de Tashkin (sigue pareciendome de los mejores el de Tashkin)
Tus minicuentos tambien estan muy buenos, la caida al infierno esta bueno pero muy depre
Tome uno de tus cuentos para la revista, luego que llegues a Mxli te lo doy para que lo veas publicado, te encargo los dibujos sale bye :-)
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