Aleluya hermano, aleluya, yo te vengo a traer palabra del Señor, yo te vengo a traer un mensaje del Señor, yo quiero darte mi testimonio, déjame platicarte una cosa muy importante, tú te estás riendo, tú dices que yo estoy loco, tú dices “ya viene éste a predicar, ya vámonos, ya nos vamos a aburrir” pero yo te digo que me escuches, porque ¿sabes una cosa? yo también decía igual que tú, yo también me reía de esos hombres que gritan en la calle, en los parques, que reparten volantes, yo también decía que tenía prisa, que a mí nomás me interesaban mis cosas, mi trabajo, yo no quería que nadie se metiera en mi vida, yo también decía que los que predicaban eran genta que no tenía nada qué hacer, que eran drogadictos, que eran fanáticos, pero te voy a decir una cosa, hermano, yo estaba equivocado, yo me levantaba, iba a trabajar, llegaba a la casa, veía la televisión, leía el periódico, me acostaba a dormir y me volvía a levantar para ir al trabajo al otro día, pero fíjate bien, hermano, mi vida era una mentira, mi vida estaba vacía, yo vivía en un mundo artificial, yo tomaba drogas todos los días, yo estaba lleno de odio, yo odiaba a mi vecino, odiaba a mis compañeros y descuidaba a mi familia, yo me metí en las drogas y por eso perdí a mi familia, a mi esposa, a mis hijos, yo perdí a mis amigos, todos los días yo alucinaba con las drogas, me levantaba y prendía la televisión, veía fútbol, veía telenovelas, yo veía “Siempre en Domingo”, iba a trabajar y prendía el radio, escuchaba las complacencias musicales, escuchaba el hit parade, luego yo leía los periódicos de Vázquez Raña, leía el Libro de Vaqueros, leía el Eres, todo el día alucinaba con esas drogas y por eso perdí a mi familia, porque yo quería que mi esposa fuera como Laura León, como Thalía, yo quería parecerme a Luis Miguel, yo creía en falsos profetas, yo creía en Zabludowsky, yo creía que había democracia en México, creía en el Tratado de Libre Comercio, creía en el Neoliberalismo, yo creía en Salinas de Gortari, por eso yo creía que si le lamía los pies a mis patrones, me iban a subir de puesto, yo creía que si traicionaba a mis compañeros de trabajo, me iban a hacer supervisor, que si engañaba a mis amigos en el Multinivel, me iba a convertir en ciudadano del Primer Mundo, por eso conseguí tarjeta de crédito, para comprarme ropa cara, para tener carro del año, para apartar casa de interés social, y yo ya no me podía detener, yo quería más drogas, aunque me la pasara peleando todo el día con mi esposa, con mis hijos, yo sólo quería drogas, más y más drogas para sentirme bien, para sentirme activo, para aplastar a los demás, para sentirme que estaba por encima del mundo, y entonces yo le pegaba a mi esposa, le pegaba a mis hijos y entonces un día mi familia me abandonó, se fue de la casa, mi familia me dejó solo con mis drogas, ahora escúchame hermano, porque esa noche se me apareció el Señor, sí, esa noche yo vi al Señor cara a cara, así como te veo ahorita, yo estaba solo en la casa y el Señor tocó a mi puerta, me levanté y abrí la puerta, y cuando abrí la puerta, una luz muy fuerte, una luz muy brillante me encandiló y yo sentí que el Señor estaba frente a mí, y el Señor me llamó por mi nombre y por mis apellidos, y yo sentí que había llegado la hora de mi arrepentimiento, y entonces yo escuché la palabra del Señor, y el Señor del banco me dijo que me iba a embargar la casa por todas las mensualidades que le debía, y el Señor del banco venía con la policía, venía con patrullas que me bañaban de luz roja y azul, y también venía el Señor de la tienda, a quien yo le debía toda la despensa del mes, y el Señor de la mueblería, y el Señor de la yarda de carros, sí, el Señor había llegado a mi vida ¡Aleluya hermanos! ¡Aleluya! entonces se llevaron todo lo que yo tenía y me dejaron en la calle, y después de escuchar la palabra del Señor, yo me di cuenta de que había vivido en una ilusión, que yo había vivido rodeado de mentiras, que seguía en el Tercer Mundo, que el país estaba en crisis, que nos estaban usando, entonces vi que yo estaba equivocado y que debíamos tener fé en nosotros mismos, que teníamos que organizarnos, que teníamos que conocernos, y me di cuenta que esa gente que gritaba en las calles, en las manifestaciones, que realizaba actos de protesta en todo el país, me dí cuenta de que esa gente decía la verdad, y me di cuenta de que yo tenía que gritar, que yo tenía que organizarme, que yo tenía que traerte mi testimonio para que tú lo escucharas, hermano, para que tú también aceptes la crisis en tu corazón, en tu cerebro, en tu estómago ¡Aleluya hermano! tienes que aceptar la crisis hermano ¡Aleluya! ¿Aceptas la crisis, hermano? ¡Aleluya!
Pueblo nuestro que estás en la tierra
sacrificado es tu apellido;
Venga tu reino, hágase tu voluntad
tanto en la sierra como en los rascacielos;
Exige hoy el alimento, la vivienda, educación y salud
nuestros de cada día;
Libera a los presos políticos, así como también nosotros
dejamos libres a los políticos criminales;
No nos dejes caer en candidaturas
y líbranos de la Judicial;
Porque tuyo es el país, el poder y la Gloria
por los sexenios de los sexenios, salud.